Quizás, lo más importante del famoso concepto "sociedad de la información" del que todos hablamos, y del que la amplia mayoría desconocemos su concreto significado, es que nos sirva para plantearnos una vez más, si estamos dispuestos a conformarmos con la información que se nos hace llegar a través de los grandes medios de comunicación y de las instituciones de los países más desarrollados, o si preferimos comenzar a intervenir, a utilizar un recurso tecnológico que se nos ha puesto al alcance de la mano, para reivindicar aquello que consideremos necesario para el correcto desarrollo, no solo de la sociedad en general, sino de nuestra personalidad en particular.Parece que cuando nos hablan de terrorismo, grandes desigualdades entre el norte y el sur del planeta, del hambre, medio ambiente... recibimos siempre la misma información, proveniente de los mismos medios, lo que termina por producirnos un tedio considerable y una despreocupación importante en relación con serios y graves problemas, que deberían hacernos reflexionar detenidamente sobre en que planeta queremos vivir, y que lugar deseamos que hereden nuestros descendientes.Esta nueva tecnología, a la que fácilmente podemos acceder desde los países occidentales, y que debería ser implantada a la mayor brevedad en aquellos estados en los que aún se desconozca, nos sirve para interactuar, para conocer de primera mano, las dificultades con las que se encuentran el resto de habitantes del planeta, para concretar los problemas, ponerles nombre y apellidos y poder aplicar una solución que pueda ser propuesta por una o varias personas, sin necesidad de que nos venga impuesta o señalada por grandes organizaciones que desvirtúen nuestros verdaderos intereses e intenciones, y que nos permita implicarnos en mayor medida, con el mundo y la sociedad que nos rodea, porque, no lo olvidemos, esta sociedad de la información en la que vivimos, es ante todo, una sociedad global.